El miedo escénico
El miedo escénico es uno de los miedos más frecuentes en la sociedad
actual. Como seres humanos sufrimos de múltiples miedos; a la oscuridad, a las
alturas, a los sitios cerrados… sin embargo uno de los miedos más comunes es el
denominado miedo escénico, conocido científicamente como glosofobia. La palabra glosofobia proviene del griego; “glossa”, que significa lengua y “fobos”, que significa miedo o temor. Se
define pues como el miedo a hablar en público.
En mayor o menor medida, la mayoría
de nosotros ha pasado por una situación de miedo escénico; ya sea por una exposición que tuvimos que hacer en nuestra época
de estudiante, una presentación en el
trabajo o bien una conferencia pública. Los síntomas físicos que acompañan a este miedo varían según cada persona, sin embargo cabe destacar algunos; como el aumento de la frecuencia cardíaca, el exceso de sudoración,
la sequedad en la boca, el tartamudeo y las náuseas, entre otros.
El origen del miedo escénico es variable, depende de múltiples factores como el carácter de la persona, la historia personal y las experiencias similares vividas en el pasado. No obstante en mi opinión existe un denominador común en la mayoría de casos, y es el temor que surge en nosotros ante el juicio de los demás; ¿Qué pensaran los otros de mí si me equivoco, si no lo hago bien?.
Este tipo de pensamiento parte de
nuestro ego, el cual siempre quiere
mostrar al mundo la mejor imagen de nosotros mismos, la mejor según nuestro punto
de vista obviamente. En consecuencia realizamos
grandes esfuerzos por esconder aquellas formas de ser propias, que tememos los
otros puedan juzgar como no aceptables.
En esta lucha por ser aceptados y queridos por el resto de personas, no nos damos cuenta
que la aceptación primera y más importante es la que hagamos de nosotros mismos,
sin ella es imposible encontrar esa validación personal en el exterior.
La educación y la formación que recibimos de
pequeños influye notablemente en esta forma de pensamiento; se nos incentiva a
pensar que el resto del mundo es el que debe satisfacer nuestras necesidades y
deseos, y cuando no es así no sentimos frustrados y nos culpabilizamos,
sintiéndonos víctimas de todo lo que nos pasa. Ocupar un rol de responsabilidad y una actitud activa es
el primer paso para empezar a cambiar nuestra disposición ante la vida. Para
ello podemos hacernos nosotros mismos la anterior pregunta; “¿Qué pensaré yo de mi si me
equivoco y no lo hago bien?”; la respuesta que nos demos será una muestra
de la forma cómo nos tratamos, cambiarlo está en nuestras manos, y en estos
casos la terapia puede ser de gran
ayuda para acompañarnos en este proceso.
A continuación voy a compartir
una serie de consejos para la
próxima vez que os encontréis en la situación de tener que hablar en público.
Es importante tener claro que el miedo a hablar en público únicamente se
supera enfrentándose a él. Técnicas como evitar,
posponer y huir de las situaciones generadoras de miedo no son buenas consejeras,
como dijo el escritor francés Antoine de Saint-Exupery; “La huida no ha llevado a nadie a ningún sitio”. La mayoría de miedos proceden de una falta de
confianza en nuestras posibilidades,
lo que deriva en una inseguridad personal y una baja autoestima. Aprovechar las
oportunidades de hablar en público nos ayudará a sentirnos cada vez más
confiados, a ganar soltura y espontaneidad
con la audiencia. De esta forma iremos creando una visión distinta de nosotros
mismos, más apta, lo que favorecerá a que ganemos seguridad y autoestima en nosotros mismos y en
nuestras posibilidades.
Debemos evitar la idealización que con frecuencia hacemos
de personas que se desenvuelven con soltura cuando hablan en público. Con
seguridad aquellas personas que idealizamos, también tuvieron que enfrentarse a sus miedos y
juicios en el pasado, para así poder
llegar al punto donde se encuentran ahora. Debemos cambiar pensamientos del
tipo; “ que bien lo hace tal persona, yo
no podría”, por “si tal persona lo ha podido hacer, yo también
podré”. Es importante entender que
en situaciones en que debemos exponernos ante el público la mayoría de nosotros
siente miedo. La actitud
recomendable ante el miedo no es la de
luchar contra él para no sentirlo, sino aceptarlo
como una parte de nosotros mismos, y como una sensación inherente al hecho de
exponernos ante el público. Debemos entender que la lucha por no querer sentir
miedo, aún nos provocará mayores niveles de ansiedad.
Es aconsejable tomar conciencia
que el miedo escénico procede de
nuestra mente, principalmente de nuestro ego. El objetivo de nuestro ego es dar
una buena imagen al exterior y
controlar aquello que nos pasa, en vez de focalizarnos en el público. Por este
motivo es importante que cambiemos
nuestro punto de vista; dejar de enfocarnos en lo que nos pasa a nosotros, para
así centrarnos en algo que va más allá de nuestro ego, es decir en el mensaje
que queremos transmitir. Debemos integrar la idea de que nosotros funcionamos
como un simple canal, no somos importantes en la charla, lo importante son
aquellos conocimientos que queremos
compartir con el público que ha venido a vernos. En palabras de Alejandro
Jodorowsky, “Tu miedo termina cuando tu
mente se da cuenta de que es ella la que crea ese miedo”.
Es importante tener en cuenta que
las personas que han venido a la charla lo
hacen con una predisposición a escuchar aquello que queremos compartir con
ellos, y no a juzgarnos ni tampoco a
hacernos pasar un mal rato. Como oradores debemos entender que independientemente
de que lo hagamos mejor o peor, lo importante será la interpretación
que cada persona realice de nuestro mensaje.
Como cada individuo percibe el mundo de forma subjetiva, podemos decir que
habrá tantas charlas como número de asistentes, por lo que como oradores es
inútil ponernos presión en “hacerlo bien”, pues está fuera de nuestro control la forma
en que cada uno de los asistentes perciba dicho mensaje. Nuestro objetivo debe
ser compartir los conocimientos y la
experiencia con el público, dejando
de lado nuestra actitud egoica.
Si quieres superar el miedo escénico te puedo ayudar. LLámame o WhatsApp al 645 368 714 o escribe a lesbcn13@gmail.com
Una forma de romper el hielo con el público en las presentaciones, a la vez que reducimos nuestro estado ansioso, es comunicar nuestro miedo a la audiencia. Una vez expresamos abiertamente el temor que sentimos a hablar en público, una parte de nosotros se relaja.
Es aconsejable que practiquemos y
ensayemos la presentación. Este
aspecto nos ayudará a ganar confianza y
a pulir nuestro discurso. Si lo hacemos en casa podemos grabarnos, para así
poder ver qué aspectos deseamos mejorar.
Una vez empezada la conferencia,
debemos evitar querer correr y obsesionarnos
con no olvidar nada de lo que queremos comunicar.
Es importante hacer pausas, por ejemplo una opción es tener un vaso de agua
cerca para ir bebiendo, esto ayuda a aclarar la voz y también a pautar el ritmo
de la charla.
Es recomendable llegar con
antelación al lugar del acto, familiarizándonos con él y así comprobar que todo lo necesario; luces,
equipo informático, música… se encuentra a punto para empezar la charla.
Minutos antes de la conferencia
podemos guardarnos unos instantes para estar en contacto con nosotros, con
nuestro cuerpo y nuestra respiración. Practicar la respiración diafragmática nos ayudará a oxigenar el cuerpo y a
estar más tranquilos al empezar.
Es importante apoyarnos en la tecnología para facilitar nuestro
discurso, bien a través de diapositivas que nos ayuden a estructurar la charla,
objetos a los que hacer referencia o bien fotos que ayuden a hacer más gráfico
nuestro mensaje, facilitando así la comunicación
con el público.
Relativizar la situación,
preguntarnos ¿Qué es lo peor que me puede
pasar?, seguramente la respuesta no es tan catastrófica como la habíamos futurizado a priori. En caso de
equivocarnos, entender que no pasa nada.
Si cometemos un error podemos relativizar su importancia con humor,
riéndonos así de la situación vivida y entendiendo que la importancia que le
demos únicamente tiene que ver con nuestra exigencia egoica de tener que
mostrar una determinada imagen ante el público.
Espero que estos consejos os sean de utilidad cuando os
enfrentéis al hecho de tener que hablar en público. No obstante, si este miedo
se ha convertido en un obstáculo en vuestra vida personal, o bien sentiis que
os limita en vuestra actividad laboral,
es aconsejable recurrir a la ayuda profesional para superar esta
situación. La terapia es una forma
de conseguir superar tus miedos, y permitirte ser capaz de afrontar este tipo
de situaciones desde una actitud de mayor seguridad y confianza en ti mismo.
Si estás interesado en la ansiedad y los miedos, y quieres saber como la terapia puede ayudarte, aquí te dejo otros artículos relacionados:
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