Emociones (IV) El Miedo


Emociones (IV). El Miedo. En el artículo de hoy analizamos la última de las cuatro emociones básicas; el miedo. El miedo es una emoción pasiva, de recogimiento y retirada. En este sentido es parecida a la tristeza, no obstante mientras el objetivo de la tristeza es la aceptación de una pérdida, la finalidad del miedo es replegarnos y protegernos ante un estímulo que sentimos nos amenaza.

terapia emociones miedo

En su faceta saludable el miedo es un mecanismo adaptativo del entorno, el cual ha permitido la supervivencia de la especie humana. Sin miedo viviríamos de forma temeraria, sin apreciar el valor de nuestra existencia,  y en consecuencia poniendo en riesgo nuestra vida y la de personas cercanas.

Junto con la tristeza, el miedo es una de esas emociones que no gustan. Nos disgusta sentir el miedo en nuestro cuerpo por las sensaciones desagradables que nos provoca; frío, temblores, sensación de nudo en el estómago, sudoración, etc… Asimismo desde pequeños se nos enseña que no debemos tener miedo, el mundo es para los valientes que no sienten el miedo. De esta forma crecemos reprimiendo esta emoción y evitando mostrarla al resto de personas.


"Aprendí que el coraje no era la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre él. El valiente no es el que no siente miedo, sino el que vence ese temor". Nelson Mandela

Es importante no juzgar las emociones entre buenas y malas, o entre positivas y negativas, lo importante es conocer la funcionalidad de la emoción. Desde esta diferenciación podemos hablar de un miedo funcional, y otro disfuncional.

El miedo funcional es aquel que nos permite reaccionar ante un peligro que nos amenaza en el presente, por ejemplo el miedo nos permite huir si un tigre entra en este momento en nuestra habitación. Este miedo también nos permite actuar con cautela y prudencia cuando aparecen acontecimientos nuevos, ante los cuales quizás no disponemos aún de la experiencia necesaria. Por ejemplo cuando aprendemos a nadar el miedo nos advierte que nademos poca distancia, pues aún no dominamos la técnica y no tenemos las aptitudes necesarias para nadar la piscina entera. El miedo funcional reduce el riesgo de que podamos salir lastimados en nuestra relación con el entorno.

superar el miedo

El miedo disfuncional es aquel que nos limita y nos provoca sufrimiento. Por norma general el miedo disfuncional parte de nuestra historia personal y de la forma como cada uno de nosotros percibimos el mundo. Por ejemplo si hemos crecido en un entorno inseguro, donde no recibimos el apoyo y la protección de nuestros padres, es probable que en la edad adulta sintamos el mundo como un lugar lleno de amenazas y peligros, por lo que nuestros miedos estarán en estado de alerta constante. El miedo disfuncional parte mayoritariamente de creencias limitantes y pensamientos desvalorizadores, los cuales derivan de una baja autoestima y de un pobre autoconcepto de nosotros mismos.

El miedo disfuncional nos invita a quedarnos en nuestra zona de confort, en aquello que sentimos como conocido y seguro. Esta actitud pasiva nos impide crecer con las experiencias de la vida. Esto significa que cuando algo nuevo y desconocido aparece en nuestra vida, nuestro impulso es la retirada, por lo que perdemos la oportunidad de aprender de ello. En muchas ocasiones desearíamos hacer cosas, sin embargo nos dejamos llevar por nuestros pensamientos limitantes y nos mantenemos en una actitud pasiva, imaginando todo lo malo que nos puede llegar a suceder si nos atrevemos a actuar y dar el paso. Si lo miramos con perspectiva, veremos que muchos de estos miedos disfuncionales son temores ante situaciones que no son reales, sino imaginarias.

Si nos dejamos llevar por el miedo disfuncional, lo que conseguimos es que cada vez nos sintamos menos capaces de enfrentarnos a los retos que surgen en nuestra vida. En estos casos el miedo se va extendiendo a más áreas de nuestra vida, hasta llegar a obtener un protagonismo único en nuestro día a día. A consecuencia de ello llegamos al punto que ya no tenemos miedo a algo, sino que tenemos miedo al propio miedo. En estos estados es cuando pueden aparecer trastornos de salud como la ansiedad, los ataques de pánico y en mayor grado las fobias.

terapia vencer el miedo

Cuando somos prisioneros de nuestros miedos vivimos en la negatividad y en la desconfianza hacia el mundo. Desde esta posición anulamos nuestra capacidad de decisión y resolución de problemas, por este motivo es de vital importancia poder gestionar nuestros miedos de una forma saludable.

A continuación veremos algunas pautas para relacionarnos de forma saludable con nuestros miedos:

El primer paso es definir a qué tenemos miedo. Debemos determinar si es un miedo a algo real, que se encuentra en nuestro presente, si está relacionado con un trauma del pasado, o bien si es un miedo relacionado con un evento futuro. Por ejemplo puedo tener miedo a alguien que me está amenazando con una arma, o bien tener miedo a un suceso futuro como un examen. Aunque ciertamente hacer un examen me puede generar nerviosismo y cierto miedo, como me posiciono yo ante ello tiene mucho que ver con el nivel de miedo que acabaré sintiendo, y es aquí donde la imaginación juega un papel fundamental. Si me dejo llevar por pensamientos catastróficos del tipo; “voy a suspender”, “no me lo voy a saber”, “me voy a quedar en blanco”, mi nivel de miedo va ser mayor, entrando en el que denominamos como miedo disfuncional.

Una vez definido nuestro miedo, el segundo paso es analizar su origen. Quizás veremos que nuestro miedo está relacionado con una experiencia pasada, o bien con un suceso futuro, o  incluso con un miedo primario que se originó en nuestra infancia. Si tu miedo parte de una experiencia pasada piensa en la forma como actuaste entonces, y plantéate qué está en tu mano cambiar para obtener un resultado diferente ahora. Asimismo si tu miedo está relacionado con el futuro, pregúntate si puedes hacer algo al respecto. En caso contrario, no malgastes tu tiempo en preocuparte por algo sobre lo que no tienes el control.

Una vez focalices cúal es tu miedo y conozcas un poco más sobre él, te será más fácil encontrar recursos para enfrentarlo. Cuando enfrentes tus miedos, debes tener en cuenta los siguientes principios:

1. El miedo es inherente a estar vivo, esto significa que nunca va a desaparecer. No puedes impedir sentir miedo, pero sí la forma cómo te posicionas y lo que haces con él.

2. Únicamente podrás superar tus miedos si te enfrentas a ellos. Piensa que puedes actuar y alcanzar aquello que te propongas a pesar de sentir miedo. Quizás la primera vez te cueste mucho conseguirlo, pero una vez hayas pasado a la acción, verás cómo la intensidad del miedo se reduce en el futuro. Ten en cuenta que la evitación y la huida nunca son caminos eficientes para superar tus miedos.

“La huida no ha llevado a nadie a ningún sitio” Antoine de Saint Exupéry

terapia vivir sin miedo

3. No te juzgues ni castigues por sentir miedo. Todos tenemos miedo cuando nos adentramos en terreno desconocido.

4. Date la libertad de expresar tu miedo, sin tener en cuenta lo que otros vayan a pensar, pues como hemos dicho todos sufrimos de miedo en algún momento. También puedes buscar ayuda en familiares y amigos para que te apoyen a enfrentar tus miedos, piensa que no estás solo en la superación del miedo.

“El miedo es una muralla que separa lo que eres de lo que podrías alcanzar a ser” David Fischman

Si quieres conocer más sobre las emociones, aquí te dejo otros artículos sobre el tema:

La Rabia.

La Alegría.

La Tristeza.

Leslie Beebe
www.ansiedad.barcelona
https://www.facebook.com/TerapiaBcn/
https://terapia-ansiedad-barcelona.blogspot.com/

CONTACTO:





Comentarios

Entradas populares